Mucho tienen que reflexionar los salvadoreños de cara a las próximas elecciones presidenciales del domingo 15 de marzo. La ley electoral del país recoge un espacio de tres días para llevar a cabo esa valoración. Así, ayer miércoles, finalizó la campaña electoral para la elección de presidente en el país centroamericano, golpeado por la delincuencia callejera y la crisis económica.
Aunque, ciertamente, es posible que los salvadoreños no tengan tanto de lo que pensar. El pasado 18 de enero ya eligieron a sus representantes para la Asamblea Legislativa, concediéndoles a los candidatos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, una victoria abrumadora ante la Alianza Republicana Nacionalista, ARENA (su candidato, Rodrigo Ávila, a la derecha en la imagen), que no conoce otra cosa distinta al poder desde 1992, fecha en la que finalizó la cruenta guerra civil en el país. Y este último hecho no se puede desdeñar. Pese a los avances y esfuerzos evidentes en El Salvador por superar la etapa de doce años de enfrentamiento nacional, el recuerdo del trágico conflicto fraticida es aún cercano y el hecho de que, en materia electoral, el FMLN cuente por primera vez con opciones de salir vencedor de unos comicios presidenciales, no ha contribuido precisamente a la calma durante la campaña electoral.
En ella, ARENA ha ido siempre a rueda del partido opositor y, si tomamos las legislativas de enero como un sondeo válido, vemos que apenas dos meses antes de los comicios presidenciales, las diferencias entre ambos eran de cuatro puntos porcentuales a favor del FMLN. La distancia, ahora, parece haberse disminuido a la mitad, dos puntos porcentuales, según fuentes cercanas al proceso, por lo que el resultado del domingo está en el aire.
Entonces, ¿qué peligros enfrenta El Salvador en las próximas elecciones? El principal, la legitimidad que se le otorgue al resultado electoral y, dependiendo del resultado, la gobernabilidad del país con una Asamblea Legislativa dominada por el FMLN. (Su candidato, Mauricio Funes, a la izquierda, en la imagen).
Respecto a la legitimidad, no son tanto las dudas sobre el proceso electoral en sí mismo, que en enero fue “limpio” según los observadores internacionales, sino el respeto que unos y otros muestren al mismo tras una campaña durísima y con una posibilidad real de cambio en el horizonte.
Y en cuanto a la gobernabilidad de El Salvador, sin ser un problema electoral, obligaría a los partidos mayoritarios a fomentar el acuerdo entre ambos en caso de que ARENA conserve el poder, aspecto sobre el cual somos escépticos en este momento. Desde luego, el clima de campaña no ha contribuido al entendimiento, pero no es menos cierto que una campaña potencia más las diferencias entre los contendientes que el acuerdo entre ellos.
Desde este blog esperamos que a partir del lunes nazca en El Salvador “la esperanza del cambio” y que las necesidades de los salvadoreños sigan estando “presentes por (en) la patria”.
Descargue el programa electoral de los partidos a través de sus páginas web:
-ARENA
-FMLN
Aunque, ciertamente, es posible que los salvadoreños no tengan tanto de lo que pensar. El pasado 18 de enero ya eligieron a sus representantes para la Asamblea Legislativa, concediéndoles a los candidatos del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, una victoria abrumadora ante la Alianza Republicana Nacionalista, ARENA (su candidato, Rodrigo Ávila, a la derecha en la imagen), que no conoce otra cosa distinta al poder desde 1992, fecha en la que finalizó la cruenta guerra civil en el país. Y este último hecho no se puede desdeñar. Pese a los avances y esfuerzos evidentes en El Salvador por superar la etapa de doce años de enfrentamiento nacional, el recuerdo del trágico conflicto fraticida es aún cercano y el hecho de que, en materia electoral, el FMLN cuente por primera vez con opciones de salir vencedor de unos comicios presidenciales, no ha contribuido precisamente a la calma durante la campaña electoral.
En ella, ARENA ha ido siempre a rueda del partido opositor y, si tomamos las legislativas de enero como un sondeo válido, vemos que apenas dos meses antes de los comicios presidenciales, las diferencias entre ambos eran de cuatro puntos porcentuales a favor del FMLN. La distancia, ahora, parece haberse disminuido a la mitad, dos puntos porcentuales, según fuentes cercanas al proceso, por lo que el resultado del domingo está en el aire.
Entonces, ¿qué peligros enfrenta El Salvador en las próximas elecciones? El principal, la legitimidad que se le otorgue al resultado electoral y, dependiendo del resultado, la gobernabilidad del país con una Asamblea Legislativa dominada por el FMLN. (Su candidato, Mauricio Funes, a la izquierda, en la imagen).
Respecto a la legitimidad, no son tanto las dudas sobre el proceso electoral en sí mismo, que en enero fue “limpio” según los observadores internacionales, sino el respeto que unos y otros muestren al mismo tras una campaña durísima y con una posibilidad real de cambio en el horizonte.
Y en cuanto a la gobernabilidad de El Salvador, sin ser un problema electoral, obligaría a los partidos mayoritarios a fomentar el acuerdo entre ambos en caso de que ARENA conserve el poder, aspecto sobre el cual somos escépticos en este momento. Desde luego, el clima de campaña no ha contribuido al entendimiento, pero no es menos cierto que una campaña potencia más las diferencias entre los contendientes que el acuerdo entre ellos.
Desde este blog esperamos que a partir del lunes nazca en El Salvador “la esperanza del cambio” y que las necesidades de los salvadoreños sigan estando “presentes por (en) la patria”.
Descargue el programa electoral de los partidos a través de sus páginas web:
-ARENA
-FMLN
0 comentarios:
Publicar un comentario