La élite política nigerina se entretuvo el fin de semana del 20 de octubre celebrando unas elecciones legislativas ilegales y ajenas a cualquier garantía fundamental. Para mayúscula sorpresa del país y todo el continente, el partido de gobierno ha salido vencedor de esta disputa, por mayoría absoluta. Los resultados parciales (no sólo por lo tendencioso del proceso) se han dado a conocer esta semana.
Ciñéndonos a la realidad numérica del esperpento, el partido Movimiento Nacional para el Desarrollo de la Sociedad, MNDS, del actual presidente de Níger, Mamadou Tandja (en la imagen), logró vencer 68 de los 100 distritos electorales del país y obtuvo 76 de los 113 escaños de que se compone la cámara. Evidentemente, el proceso fue duramente criticado por la comunidad internacional y, evidentemente, al presidente reelegido de Níger le han importado bien poco estas nimias reclamaciones.
Como tampoco le importó que la república de Níger fuera suspendida por la Comunidad Económica de Estados Africanos Occidentales (ECOWAS) después de que anunciase en junio la disolución del parlamento y su candidatura a un tercer mandato a pesar de que las leyes constitucionales establezcan en diez años el límite para gobernar.
El referéndum celebrado en agosto pasado, que le abrió las posibilidades de postularse para un tercer mandato, también provocó la reacción de la UE que amenazó con cortar los lazos con Níger y congelar el envío de ayuda al desarrollo comprometida con el país africano.
La votación, en la que participó el 51,27% de los 6 millones de electores registrados, fue boicoteada por dos opositores y ex aliados del presidente electo, Mahamadou Issoufou, líder del Partido para la Democracia y el Socialismo de Níger, PNDS, y Mahamane Ousmane, de la Convención Democrática y Social, CDS, y presidente del parlamento disuelto.
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