El segundo y definitivo turno de las elecciones regionales francesas confirma la dura derrota de Nicolas Sarkozy y de su partido de centro-derecha, la Unión por un Movimiento Popular, UMP que sólo mantendrá el gobierno en una región, Alsacia, de las 22 que componen el mapa metropolitano francés.
La alianza de los partidos de izquierda, encabezada por el Partido Socialista, PS, de Martine Aubry, y secundada por Europa Ecología y el Frente de Izquierda, conseguían el 54% de los sufragios y ejercerán el poder en 21 regiones, infligiendo así un fuerte varapalo al presidente Sarkozy, quien registra el nivel de popularidad más bajo desde que llegara al Palacio del Elíseo en 2007 –por debajo del 40%– y cuya formación, comandada por el primer ministro François Fillon, que podría dimitir hoy mismo, sólo obtuvo el 36% de los votos, según datos facilitados por el Ministerio del Interior.
Por su parte, el candidato de ultraderecha Jean Marie Le Pen, que concurría en sólo 12 de los consejos regionales, sumó el 10% de las papeletas, un resultado sorprendente que sólo podría entenderse por los efectos del voto de castigo ejercido contra el centro-derecha en el poder.
El descontento de los ciudadanos galos se tradujo en una bajísima concurrencia a las urnas. A pesar de que en la segunda vuelta participó un 53% del electorado, 9 puntos más que en la primera ronda, el cómputo total arroja un saldo de 12 puntos menos que en la convocatoria de 2004.
La alianza de los partidos de izquierda, encabezada por el Partido Socialista, PS, de Martine Aubry, y secundada por Europa Ecología y el Frente de Izquierda, conseguían el 54% de los sufragios y ejercerán el poder en 21 regiones, infligiendo así un fuerte varapalo al presidente Sarkozy, quien registra el nivel de popularidad más bajo desde que llegara al Palacio del Elíseo en 2007 –por debajo del 40%– y cuya formación, comandada por el primer ministro François Fillon, que podría dimitir hoy mismo, sólo obtuvo el 36% de los votos, según datos facilitados por el Ministerio del Interior.
Por su parte, el candidato de ultraderecha Jean Marie Le Pen, que concurría en sólo 12 de los consejos regionales, sumó el 10% de las papeletas, un resultado sorprendente que sólo podría entenderse por los efectos del voto de castigo ejercido contra el centro-derecha en el poder.
El descontento de los ciudadanos galos se tradujo en una bajísima concurrencia a las urnas. A pesar de que en la segunda vuelta participó un 53% del electorado, 9 puntos más que en la primera ronda, el cómputo total arroja un saldo de 12 puntos menos que en la convocatoria de 2004.
0 comentarios:
Publicar un comentario