Al todavía presidente Bush hay que reconocerle, al menos, su actitud cercana y campechana. O eso, o no se entiende de otro modo la críptica felicitación que le dedicó a Barack Obama tras imponerse en las elecciones de esta madrugada en la que dijo “que te lo pases bien”. No parece que la realidad económica e internacional permita el nuevo presidente, que tendrá que superar un ajetreado trámite y esperar hasta el 20 de enero para ser nombrado oficialmente, seguir el consejo del actual presidente estadounidense que agota sus últimos 70 días como gobernante.
Puestos a reconocer méritos, es de justicia también destacar la actitud de McCain en su discurso de aceptación de la derrota. Es una pena que dejara su mejor mensaje para cuando tenía que constatar su derrota. Al republicano se le vio emocionado, creíble y patriota, cualidades que durante la campaña electoral fue incapaz de trasladar, lastrado por sus contradicciones y su incapacidad para distanciarse, si es que era posible, de la penosa herencia dejada por Bush.
Así que de momento, Obama saborea ya su éxito, aunque no fuera completo ya que no alcanzó la mayoría de bloqueo en el Senado. No obstante, puede que tras su discurso de ayer en Chicago en el que rescató algunos pasajes de aquel otro en
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