19 de enero de 2009

Obama gobierna la Historia


La velocidad con la que acontecen los hechos provoca que en nuestros televisores pasemos de un reportaje sobre las desastrosas consecuencias de la guerra en Gaza y la miseria en la que se sumen miles de personas, a otro caracterizado por la exageración de unos faustos que simplemente convocan a un hombre a comenzar a hacer su trabajo.

Barack Obama, al que mañana le vence la coletilla de que “Estados Unidos sólo tiene un presidente”, ha añadido un punto realista a su discurso de campaña electoral, en lo que se advierte como la pretemporada del hombre que se ha anticipado a la historia para señalar que su gobierno “también cometerá errores”. Pero además del mensaje cauteloso, imprescindible echando un vistazo al panorama con el que se enfrentará, Obama también pretende controlar otra Historia. Para su coronación, el presidente electo eligió recorrer la distancia entre Filadelfia y Washington en un tren, imitando a Lincoln. Obama, que se autopostula como un presidente más cercano a Roosvelt que a Kennedy, ha utilizado con cierta reiteración las alusiones históricas como forma de librarse de prejuicios o supuestas debilidades de su partido a ojos del electorado. De esa forma, involucra a todo un país en los éxitos y fracasos de su futura administración y, al mismo tiempo, toma la alta responsabilidad que se le otorga con una naturalidad que le coloca a la altura de las expectativas.

Mañana los fuegos artificiales se apagan y las realidades de un país colapsado se revelarán ajenas al halo de esperanza que transmite el todavía presidente electo. Mañana Obama comienza a escribir la Historia.

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