14 de noviembre de 2008

Qué hacer en Nicaragua



La situación en Nicaragua es caótica, a propósito del fraude electoral destapado esta semana. El Consejo Supremo Electoral parece haber detenido el recuento de los votos emitidos quedándose en aproximadamente el 87% y, mientras, la oposición hace públicos sus datos en plataformas paralelas, señalando el pucherazo que el organismo electoral ha cometido.
(Véase http://www.voto2008.org/). Sin embargo, el foco de atención lo ponemos hoy sobre la utilización de dos términos habitualmente repetidos en el marco de un proceso electoral. Estos son, "transparencia" y "limpio".

Ajeno a la polémica suscitada, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, felicitó ayer al gobierno nicaragüense precisamente por la celebración de un proceso electoral "limpio" y "transparente". En concreto, Chávez afirmó que "el FSLN alcanzó el triunfo en la mayoría de las alcaldías a elección, mediante un proceso limpio y de absoluta transparencia, supervisado por el incuestionable profesionalismo del Consejo Supremo Electoral de Nicaragua, institución con cerca de tres décadas de experiencia en procesos electorales", lo que unido a su amenaza mitinera de sacar los tanques a la calle si en Venezuela la oposición consigue un triunfo en las próximas elecciones municipales del día 23, reflejan su particular visión de la limpieza y transparencia que debe tener un proceso electoral. Pese a todo, es de justicia reconocer que Venezuela contará con 130 observadores internacionales en su jornada de elección, según confirmó el Consejo Nacional Electoral, lo que ya distancia a esos comicios de los celebrados en Nicaragua.

Pero no sólo Chávez ha utilizado esos términos para referirse a lo acontecido el pasado domingo. El embajador de Estados Unidos en el país y la Unión Europea han pronunciado las mismas palabras, si bien para construir frases que deslegitiman los comicios.

En medio de esta revuelta de la que nadie tiene certeza acerca de como terminará, se abre un punto de discusión más amplio; la forma en la que algunos gobiernos utilizan los mecanismos propios de la democracia para vaciarlos de sentido y mostrarlos sólo en apariencia. Considerando que todas las democracias son mejorables en la práctica, pero que en ningún caso las deficiencias de unas pueden justificar los abusos de otras, creo que deberíamos acordar al menos cuatro características para la celebración de unas elecciones que desprendan resultados justos, entendidos éstos como los desprendidos de la soberanía popular:

-Libertad, derecho a la información incluido.
-Independencia de los órganos que participan en la elección, desde partidos hasta consejos electorales.
-Acceso a la participación, es decir, que ninguna zona de ningún país se quede excluido del proceso por razones estructurales.
-Transparencia, porque se entiende que dándose las premisas anteriores no hay qué ocultar.

Dado que no pretendo formular una teoría, estas características están abiertas a discusión. En todo caso, y puesto que son las de partida, bajo ese prisma, las celebradas en Nicaragua se alejan de la justicia que se le supone a un proceso electoral. Y por ello, desde un punto de vista retórico y semántico, no tiene sentido que la oposición pida la "repetición de elecciones", ya que las celebradas el pasado domingo no obedecen a características claves.

(En las imágenes, portadas de periódicos en los últimos días y a la derecha, violento en la ciudad de Managua).

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