18 de noviembre de 2008

El presidente 2.0


Se acabó la radio para los discursos semanales de los presidentes estadounidenses y el correo ordinario para las quejas y sugerencias. La apuesta a día de hoy es Internet y el email, además de las numerosas redes sociales que proliferan en la Red. Pero el mensaje es claro; el nuevo siglo que para muchos empieza en 2009 con la entrada de Obama en la Casa Blanca, se escribe de forma cibernética.

Es común citar ejemplos de anteriores mandatarios norteamericanos cuyas apuestas por determinados medios de comunicación les produjeron amplias ventajas. Así, Franklin D. Roosvelt apostó por la radio en un período tan complicado como el que espera a Obama. Kennedy explotó su atractivo y sus virtudes comunicativas para aliarse con la televisión. Y de Obama no hay duda de que su impacto mundial se debe, sin descartar otras fórmulas, a su claro compromiso con las nuevas tecnologías, Internet, email y Facebook, incluidos.

Especial importancia adquieren las iniciativas en las redes sociales. El presidente electo se rodeo del creador de Facebook para lanzar su campaña en ese portal, lo que además de múltiples adhesiones públicas y donativos, le proporcionó impagable información sobre sus votantes potenciales, a coste cero. Importante lección para aquellos interesados en forjar una campaña electoral con pocos recursos y, también, para ejemplificar cómo se pueden buscar y el por qué de parte del éxito recaudatorio de Obama.

La tendencia está ahí. En España, Rajoy llamaba por teléfono a simpatizantes invitándoles a participar en una reunión con la plana mayor del Partido Popular. Quién más quién menos dentro del campo político, cuenta con un blog en el que buscar la participación del ciudadano. Y la “guerra de los vídeos” propagados gracias al Youtube es tónica habitual en las campañas de los países de nuestro entorno, por más que debamos reconocer las abismales diferencias respecto al padre de la criatura, Estados Unidos.

Y pese a todas las bondades que podamos citar de la utilización de las nuevas tecnologías entre un colectivo obligado a seguir los pasos de la sociedad, cuando no de abrirlos, la conclusión sigue siendo la misma; no hay fórmulas mágicas. En comunicación, como en cualquier otro ámbito, el éxito se estudia y se planifica. Y también como en cualquier otra esfera, la capacidad de lograrlo dependerá del talento de quienes trabajan en ello. Sin olvidarnos de la fortuna.

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