3 de octubre de 2008

Conocer y argumentar: 2º debate

Ficha técnica: Segundo debate electoral. Primero entre los candidatos a la vicepresidencia de los Estados Unidos. Jueves 2 de octubre de 2008. Universidad Washington, Misuri.

  • Sarah Palin (Partido Republicano)
  • Joseph Biden (Partido Demócrata)
Las elecciones se celebrarán el próximo 4 de Noviembre.

La noche de ayer dejó otro encuentro que no pasará a la historia como una batalla dialéctica imborrable, sino como la aplicación práctica de intensas sesiones de preparación y estudio del rival. Ni Palin ni Biden hicieron más de lo que se les suponía, y eso, para desgracia de la gobernadora de Alaska y su partido, no es suficiente, a la vista de las encuestas.

(En la imagen, la gobernadora con sus asesores en un ensayo del debate )

La republicana sacó a relucir el enconado esfuerzo que durante las últimas semanas ha realizado para no aparecer como una pipiola en manos del veterano senador. Pese a ello, cometió un importante error, fruto de su desconocimiento en temas jurídicos (“Me gustaría que la Constitución diera más poder al vicepresidente que presidir el Senado”).

El senador demócrata, por su parte, se empeñó en no ningunear a su adversaria, minimizando las referencias a ella excepto para quitarle la razón y poniendo en el punto de mira al senador John McCain, con el que sin duda, el demócrata se hubiera encontrado más cómodo debatiendo. Y con esa descriptible receta, dejó la sensación de conocer realmente de lo que habla, en contraposición a Palin.

La parte televisiva fue uno de los aspectos más interesantes del debate. Sarah Palin recordó su pasado como presentadora en este medio y se transformó en busto parlante. Esto es, rebuscando entre sus papeles antes de cada respuesta y mirando a la cámara directamente en los minutos de exposición, con una sonrisa en la boca y sin que nada de su alrededor la perturbara en su objetivo de conectar con el pueblo estadounidense.

Pese a sus esfuerzos, no parece que el enfrentamiento en Misuri le haya servido para resurgir el efecto Palin. Todo lo contrario que a Biden, convertido en “¿Joe… qué?”, un notable número dos.


El guiño:




  • En el caso de la gobernadora de Alaska habría que referirse más bien, a los guiños. No menos de tres veces realizó ese gesto de complicidad a la cámara, buscando como ya hemos comentando, la conexión con el pueblo. Este hecho se trasladó también a su discurso y el lenguaje empleado, con habituales referencias a códigos internos de la sociedad estadounidense (como “madres de hockey”, etc). Con ello, pretendía afianzar su posición como independiente, alejada de la burocracia de Washington, aspecto que reclamó como propia desde su nominación como candidata.
  • Joe Biden citó, siguiendo la estela de Obama, el caso de España como miembro de la OTAN, como paradigma del desconocimiento de política exterior de John McCain, nuevo ejemplo de cómo el demócrata evitó la confrontación directa con su rival.

Los eslóganes:



  • No sólo lo respetó, sino que hizo lo necesario para incluirlo en sus intervenciones al menos en dos ocasiones. Sarah Palin lo citó literalmente (Country first) en su primera respuesta del debate. Hablando también sobre economía, justificó sus propuestas de “alivio fiscal” (hablaremos próximamente sobre esta expresión) con el lema del partido. Al igual que John McCain en el primer debate electoral, Palin se mostró fiel al eslogan elegido.
  • Biden siguió el camino emprendido por Obama en el primer debate electoral y, por ello, se desmarcó con claridad de su oponente, pero eludió insistir en el “cambio”, temeroso de que generé más rechazo que adhesión entre el electorado.

La telegenia:




  • Era la gran apuesta de Palin. Superada en conocimientos de la realidad política estadounidense, la gobernadora de Alaska jugó su baza en la conexión con el público. Para ello, miró con insistencia directamente a cámara, expuso experiencias propias y utilizó un lenguaje vulgar, en el sentido de no perderse en detalles ni tecnicismos. Además, buscó la complicidad a través del guiño de ojo.
  • El candidato demócrata también se mantuvo firme en su papel de hombre reposado, conocedor de los retos que afronta Estados Unidos y sin caer en la condescendencia con su rival. Se mantuvo tranquilo en sus intervenciones, gesticulando de manera más atrevida cuando mayores eran sus diferencias con la exposición de Palin (como en el tema del recorte de impuestos y la sanidad) y fijando su vista en la cámara únicamente al hacer públicas propuestas electorales o mensajes de calado. En el resto de sus intervenciones, fijó la vista en la moderadora como fórmula de “hablarle a una sola persona” para que el ciudadano sienta que se dirige a él mismo.

El discurso:



  • Aunque con cierto desconocimiento, Palin repitió las consignas propias de su partido en materia económica, de seguridad y de políticas sociales. Intentó introducir su propio valor añadido buscando la conexión con el público con frases comunes, pero se apreció con excesiva evidencia qué partes del discurso estaban preparadas y cuáles eran fruto de la improvisación. E incluso llegó a titubear. Apenas dejo titulares, aunque podemos rescatar el siguiente, de complicado entendimiento, referido a seguridad nacional: “Diplomacia sí, dialogo no”.
  • A lo largo de los 90 minutos que duró la contienda, Biden desplegó todo un arsenal de tonos, propios de un veterano de la política y primer espada de la comunicación. Buscó la conexión con el público mencionando un gran número de ocasiones la expresión “clase media”, pero su empeño en mantener las distancias con su rival le restaron convicción. Usó la aliteración para dejar claras las ideas, volviendo el dedo índice contra su pecho y golpeándoselo ligeramente para decir: “nosotros”. Además, fue tajante y dejó titulares: “Obama sí tiene un plan. Las tropas comenzarán a regresar en un plazo de 16 meses”; “Se ha gastado más dinero en 3 meses en Irak que en 6 años y medio en Afganistán”. Y, en el único ataque directo a Palin que se permitió, afirmó que: “la gobernadora está tratando de cambiar la historia”.

Las carencias:



  • En el caso de Palin hay que centrarlas en su desconocimiento sobre importantes cuestiones relacionadas con la política exterior y la justicia. Cuando no pudo recitar el guión previsto por sus asesores, pasó dificultades y, en todo caso, aunque pudiera superar el mal trago, en comparación con su contrincante evidenció esas carencias.
  • En Biden podríamos buscar la otra cara de la moneda. Aún siendo superior en el conocimiento de cuestiones sensibles, no fue demoledor en sus exposiciones y permitió a Palin salir airosa. Su empeño en centrar el mensaje crítico en McCain y no en la gobernadora provocaron este hecho. Además, en ocasiones se perdió, como ya le pasara a Obama, centrándose en peculiaridades innecesarias.

La jugada:



  • Palin inició una de sus contrarréplicas en el debate acerca de política económica, con la siguiente afirmación: “contesto como el pueblo quiere escuchar, no como quiere hacerlo usted (Biden) o la moderadora”. La gobernadora de Alaska buscó una manera efectiva de salir del paso y llevar la iniciativa, todo ello mientras lanzaba un “capote” al electorado transmitiendo el mensaje de que “soy uno de los vuestros”.
  • El expresidente Reagan estuvo muy presente en el debate. Porque Palin lo mencionó o utilizó frases suyas, “ahí viene usted otra vez" y “el gobierno no es la solución, sino muchas veces el problema” y porque Biden lo rescató para defender la política económica propuesta por los demócratas. En concreto, el candidato afirmó que, con Obama como presidente, “los ricos no pagarán más que con Reagan”.

El resultado:

El senador Biden cumplió los pronósticos e hizo valer sus mayores conocimientos técnicos y acerca de la política nacional estadounidense. Con alguna excepción (como las promesas que los demócratas no podrán cumplir por la crisis) respondió a las preguntas de la moderadora y fue firme y categórico, al respaldar su visión con datos. Además, cumplió su cometido de no parecer altanero frente a su contrincante.

En cuanto a la gobernadora Palin, podríamos decir que resistió pero ni mucho menos convenció con el mensaje. Defendió en aquellas áreas temáticas que pudo y en las otras, se dedicó a capear el temporal, recurriendo a frases trilladas. Pese a todo, explotó al máximo la baza de la conexión con la sociedad con las tácticas ya comentados y puede que eso le valga un respiro en las encuestas.

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