28 de octubre de 2008

Obama ante las amenazas


A una semana para la celebración de elecciones, existen varias cuestiones de diferente calado que amenazan la conquista de la presidencia por parte de Barack Obama, pues como hemos comentado, los sondeos le otorgan una ventaja considerable. Aquí consideraremos algunas de las razones para apoyar o rechazar esas tesis:

-La desmovilización: una de las desventajas que puede traer implícita la publicación de sondeos tan favorables a los intereses demócratas es la desmovilización de su electorado. No obstante, desde sus filas se cree que los ocho años de Administración Bush deberían actuar como contrapeso a esa tendencia. De ahí que se entienda el afán de Obama en relacionar a McCain con Bush, como garantía de participación de toda la masa electoral demócrata. Tampoco hay que desdeñar el hecho de que Obama haya conseguido la inscripción en el censo de nueve millones de nuevos electores.

-El efecto Bradley: se trata de un fenómeno recurrente en esta campaña y recogido por los medios de comunicación. Según este efecto, los estadounidenses se guardan de expresar su verdadera opinión cuando son encuestados por temor a ser calificados como racistas, incluso por el propio encuestador. Las afirmaciones que respaldan la existencia de esta tendencia son, tanto históricas como estadísticas. La parte histórica data de 1982 y lleva el nombre de un candidato demócrata que competía por el cargo de gobernador de California. Aunque las encuestas le dieron como favorito durante toda la campaña, fue su rival, George Deukmejian, quien obtuvo la elección. Bradley era negro mientras que Deukmejian era blanco. Ejemplos bastante similares se repitieron en las elecciones para gobernador de Virginia en 1989, donde el candidato favorito, también negro, se llevó la elección por un margen mucho más estrecho de lo que indicaban los sondeos. Y exactamente igual el mismo año en la carrera por la alcaldía de Nueva York, en la que Dinkins ganó la elección a Guiliani por apenas dos puntos frente a los 18 que indicaban las encuestas. En cuanto a la parte estadística, los asesores del gobernador Deukmejian pusieron de relieve que al menos un cinco por ciento de los porcentajes de voto eran poco fiables y, con relación a este proceso, se calcula que alrededor de un 15% de los votantes se declara indeciso.

-El suelo electoral republicano: es la principal razón por la que se continúa contando con McCain en la carrera presidencial. Sería complicado ver esas mismas reservas, tantas veces reflejadas en este blog, si la ventaja de siete puntos correspondiera al republicano. De todas formas, vemos de nuevo dos argumentos, uno a favor y otro contrario, para analizar esta teoría.

A favor, valoremos un dato: desde 1968, tan solo en una ocasión un candidato republicano ha contado con menos de 40% del voto popular. Ocurrió en 1992, cuando George Bush fue respaldado por el 37.4% de la población.

No obstante, y de aquí parte el argumento que rechaza para este caso la teoría, el sistema electoral estadounidense se basa en el voto electoral y no el popular, lo que ha provocado con los años que la habitual victoria republicana en territorios en las canteras más productivas de delegados (Florida, Iowa, New Hawsphire, Ohio, etc) haya convertido en presidentes a candidatos republicanos que no necesariamente han conseguido el voto de mayor número de personas a nivel de todo el país. El ejemplo más claro lo encontramos en el año 2000, cuando George W.Bush fue votado por ocho millones y medio menos de personas que Al Gore, pero logró cinco delegados más (271) especialmente por su victoria in extremis en Florida. Pues bien, en algunos de esos estados parece que la victoria correspondería a la candidatura Obama-Biden, por lo que este punto quedaría desactivado.

-La posibilidad del atentado: sin caer en teorías conspiranoicas, sí es cierto que Obama recibe una protección sin precedentes por parte de los servicios secretos y que ya han sido dos los casos, más o menos creíbles, en los que se ha intentado asesinar al candidato demócrata.

-El voto de castigo de los seguidores de Hillary Clinton: era uno de los puntos a los que se agarraba la candidatura republicana para arañar votos. Sin embargo, no parece que haya surtido efecto el intento por crear división en el seno del Partido Demócrata. El paso de las semanas desde la celebración de las primarias y el apoyo explícito de la senadora a Obama, parece haber enfriado la polémica de manera definitiva.

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