23 de octubre de 2008

Los candidatos olvidados


Se presentan bajo siglas desconocidas, devoradas por el potencial económico de los dos grandes partidos y sin apenas espacio para la conquista de un masa de votantes indecisos, más acostumbrados en creer en el voto útil que en las causas perdidas.

Pese a todo, los llamados “partidos independientes” pueden volver a jugar un papel relevante en la elección del próximo presidente de Estados Unidos, como ya hicieran en 1992 y 2000. Su posicionamiento ideológico, menos acomplejado en algunos temas, puede perjudicar a las candidaturas mayoritarias, al ver como se superan las expectativas que ella genera. En las elecciones que nos ocupan existen dos hechos que amenazan a demócratas y republicanos. Esas circunstancias se llaman Chuck Baldwin y Bob Barr, ambos ex-republicanos que se presentan en estados claves para las aspiraciones de McCain: Georgia y Ohio. Pero no es el único, a Obama también se le presenta competencia entre el sector de izquierda; Ralph Nader, quizá el rostro más conocido de entre los desconocidos, y Cynthia McKinney. Todos los citados se presentan en, al menos, 30 estados.

No obstante, sobra decir que la empresa perseguida por estos candidatos es harto complicada. El propio Nader, que lidera una coalición de partidos independientes, puso en marcha una campaña vía Youtube en la que se quejaba de la escasa atención recibida por los medios de comunicación y le confesaba a su loro que especulaba con la posibilidad de vestirse de oso panda para recibir más atención. El resultado de la iniciativa: 115.000 visitas.

También podemos cuantificar la relativa importancia de estos partidos en otro hecho relevante: desde que en 1992 Ross Perot participara junto a George Bush y Bill Clinton en los debates presidenciales, los independientes han desaparecido de ese foco mediático. La imagen despreciativa de Bush mirando el reloj mientras hablaba Perot, pero sobre todo, la insistencia posterior de Clinton en evitar la participación de estos partidos en debates posteriores por los buenos resultados que conseguían, acabó por alejarlos de un escenario que llega a más de 50 millones de personas de media.

Así que el Partido de la Prohibición, el de la Constitución, el Libertario y el Verde, entre otros, tendrán que seguir ingeniándoselas para llegar a la cabeza y el corazón de los votantes. Tendrán que esforzarse para que se repita la historia de 2000, en la que Nader entregó la presidencia a George W.Bush gracias a los cien mil votos que logró en Florida y, por qué no decirlo, al seguidismo mediático que encumbró al republicano incluso antes de tener los resultados definitivos.

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