9 de octubre de 2008

¿Golpe definitivo? El tercer debate

Ficha técnica: Tercer debate electoral. Segundo entre los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos. Martes 7 de octubre de 2008. Universidad Belmont, Nashville (Tennesse).
  • John McCain (Partido Republicano)
  • Barack Obama (Partido Demócrata)

Las elecciones se celebrarán el próximo 4 de Noviembre.

Existe algo más preocupante que no ser capaz de dar un golpe de timón en una campaña electoral que se te escapa; no tener claro hacia dónde se va. Y en esas está la campaña republicana que tras incendiar el debate político con las declaraciones de Sarah Palin sobre Barack Obama, se vuelve mansa y pensativa, donde lo más grave que se escucha es un "ese de ahí" con aire despectivo.

Sería muy útil que algún día supiéramos si las palabras de Palin fueron fruto de una táctica organizada por los asesores de los republicanos o simplemente un calentón en la oratoria política. Esto último parece complicado, pero el caso es que McCain no siguió, en su segundo debate con el demócrata, el camino emprendido por su número dos horas antes. Lo más probable a la vista de los últimos acontecimientos es que "la guerra sucia" se haya trasladado exclusivamente a la campaña y no a los debates. En ellos si hay alguien decidido y convencido de lo dice es Obama, no el senador por Arizona que en Nashville acabó por acusar el formato del cara cara.

El debate con preguntas del público distó mucho del simil "Tengo una pregunta para usted...". Apenas hubo incursiones en el terreno de la ironía por parte de los entrevistadores, pero ninguno de los candidatos se vieron en un aprieto de esos que acaban por marcar la campaña electoral y quizá por ello debamos criticar la labor de selección de las preguntas. Sólo el "ése de ahí" de McCain sobre Obama, que obedeció al gran esfuerzo del republicano por moderse la lengua, puede pasarle factura. Eso y los entre seis y once puntos de diferencia que hay ya entre el demócrata y el republicano.


El guiño:


        • El sueño americano. Aunque lo utilizaron ambos candidatos, su precursor fue Obama, quien utilizó la típica expresión estadounidense para cerrar el debate. La grandeza de esta expresión reside en su capacidad evocadora sobre el público. Pese a tratarse de un lema que podríamos considerar manido, en él reside el respeto por la tradición y la historia americana y la esperanza y optimismo en el futuro. Es un lema claramente motivador y que planteado en las formas en las que lo hizo Obama, pregunta retórica, deja un irreprochable halo de emoción.
        • En cuanto a McCain, el fue quién tuvo la última palabra en el debate de Nashville, Tennesse. También se refirió al sueño americano pero como contraataque a las palabras del senador por Illinois. Es decir, su discurso no versaba sobre este lema, sino que lo introdujo sobre la marcha sin que ello le hiciera variar el guión previsto. No obstante, es de resaltar que lo hiciera, pues constata el poder evocador de la expresión.

        Los eslóganes:



        • El senador demócrata fue más fiel a su eslogan que en encuentros anteriores. Hasta once veces repitió la palabra "cambio" durante sus intervenciones. Aunque por sí solo no quiere decir nada, lo importante para Obama es que no tiene necesidad de recurrir al lema porque su discurso y gestualidad dejan latente esa sensación.
        • En cuanto a McCain, de nuevo en el cierre del debate encontramos el "quid" de su discurso. Concluyó reseñando los servicios prestados a su país y remató diciendo que se necesita una mano firme para llevar el timón. Ni más ni menos de lo que trata de trasladar "Country first".

        La telegenia:

        Aunque a priori pudiéramos pensar que este apartado es propiedad de Barack Obama, horas antes de este debate se hablaba de las posibilidades que el formato otorgaba a John McCain. Se insistía en su capacidad de conexión con el público en las distancias cortas, clave en su denominación como candidato por el partido republicano. Pese a ello, lo cierto es que un cúmulo de despropósitos hicieron fracasar al conservador.

        • Es sorprendente por su gravedad y la responsabilidad de los encargados del debate, que las instalaciones no estén al agrado de los candidatos. McCain no pudo sentarse en su taburete por una cuestión de altura. Si lo hacia, sus pies hubieran quedado colgando, por lo que deshechó el intento y permaneció los 90 minutos en pie, trasladando una sensación tensa e incómoda. Además de ello, el micro fue otro estorbo. Lo manejó con excesiva dureza. Junto a ambos elementos, hay que tener en cuenta sus características físicas. La incapacidad de realizar algunos movimientos debido a su cautiverio en Vietnam, hicieron que sus gestos parecieran robóticos y su acercamiento al público, intimidatorio. No hubo ni rastro de la agudeza e ingenio que le sirvieron para ganar las primarias de su partido.
        • Donde en el análisis de McCain están las palabras "no pudo", "tensión", "incómodo", "estorbo" o "robótico", pongan, relajado, cómodo, útil y distendido. El perfil más blando de Barack Obama ayuda mucho en estas circunstancias en las que se pretende distanciar del adversario poniendo más de manifiesto sus defectos. Así, el senador demócrata pudo sentarse tranquilamente en la silla, sonreír, sostener el micro con la naturalidad de un cantante y responder de manera sosegada y personal a las cuestiones del público.

        El discurso:



        • "Amigos míos". En torno a este mantra giró el discurso del senador McCain que acabó por volverse un tanto empalagoso al tiempo que demuestra su incapacidad para abordar temas concretos. No hubo una estructura clara en sus intervenciones, lo que le llevó a dejar frases incompletas y a realizar algunos chascarrillos realmente desafortunados (refiriéndose al crédito sanitario, dijo que tal vez él se haría un transplante de pelo). "América" e "impuestos" fueron sus palabras más repetidas, siempre en una dinámica patriota y sin aportar ideas nuevas respecto a debates o intervenciones pasadas. De nuevo la oratoria belicista estuvo presente. Podríamos afirmar que el candidato republicano lo fía todo a su historial como senador.
        • La comodidad en el plató explica la soltura de Obama en la ejecución de su discurso. Reiteró conceptos clave como "clase media", "cambio", "sanidad pública" y "energía" para hilar sus intervenciones. Se aprecia gran claridad de ideas por parte de Obama a la hora de trasladar sus ideas, pues es muy complicado verle terminar una intervención sin haber colocado en ella algún término que estructure su discurso. Fue más generoso en los titulares ("Cortaré con bisturí, no con un hacha", en materia económica") y ensalzó como protagonistas a los ciudadanos en dos momentos trascendentales de estos debates; en el comienzo, reiteró hasta en cuatro ocasiones "clase media"; y en la intervención final, rescató el "sueño americano" como proyecto común de la sociedad estadounidense.

        Las carencias:



                    • Un nuevo aspecto sorprendente en la candidatura republicana. En su primer turno de palabra, McCain introdujo como novedad en la lucha contra la crisis, la necesidad de emprender una política de independencia energética. LO MISMO QUE DIJO OBAMA EN EL PRIMER DEBATE EN MATERIA DE POLÍTICA EXTERIOR. (ver sección "La jugada" en el enlace).
                    • El candidato demócrata continúa dando largas a las cuestiones que se verán afectadas si llega a ser presidente, a causa de la crisis financiera. En vez de ello, enumera aquellas áreas que no recortará, como la educación. Inteligente estrategia que, no obstante, está lejos de infundir confianza entre el electorado porque, en el fondo, ninguno de los candidatos plantea políticas realistas sobre lo que está ocurriendo en materia económica.

                    La jugada:



                    • ¿Y el pin con la bandera de las barras y estrellas en la solapa del republicano? Es algo ya habitual para el senador por Arizona, que no acostumbra a lucirlo en su chaqueta. Entendemos que lo hace con una doble finalidad: de un lado, no sobrecargar el perfil del propio McCain, demostrado ya de sobrado patriotismo. Y, por otro y aprovechando este primero, buscar en el ciudadano una reacción que les lleve a preguntarse por qué Barack Obama sí lo lleva y si eso no supondrá una autoafirmación porque, en el fondo, está acomplejado. Parece que el efecto no se está produciendo.
                    • "Entiendo su cinismo y su frustración". No se trata de una respuesta de Obama a McCain, sino dirigida a una mujer del público quién le preguntó cómo iba a fiarle su dinero. El candidato demócrata se acercó a ella y pronunció esas palabras, recordando unas palabras del expresidente Clinton que acostumbraba a decir "siento su pena". Hábil juego de emociones.

                    El resultado:

                    De nuevo, clara victoria para el candidato demócrata que sólo debe preocuparse por el tiempo que resta hasta el 4 de noviembre. Su renta es amplia, entre los seis y los once puntos de diferencia según qué sondeo, y será complicado un vuelco. No obstante, la campaña republicana ha intensificado sus ataques a Obama, por lo que habrá que estar atento a la reacción que este hecho genera desde las filas demócratas.

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